Es muy importante estar bien preparados con los equipos necesarios para cada puesto de trabajo. Es una medida cautelar y preventiva de cara a posibles sucesos complicados en las empresas, donde, como se suele decir, es mejor prevenir que curar.
Para esos imprevistos que pueden escapar a nuestro control en un momento dado, sería recomendable llevar esta protección durante toda la jornada laboral.
Las manos son los partes de nuestro cuerpo más desprovistas y propensas a cualquier adversidad a la hora de coger, sujetar o apretar algunas herramientas durante la jornada laboral. El uso de esta protección es muy fácil de llevar a cabo y la protección que nos brindará será suficiente para sentirnos más seguros en cualquier actividad al respecto.
Además de evitar cortes o amortiguar el peso de cualquier tipo de golpe, aportan mayor agarre y precisión a la hora de por ejemplo, ajustar una pieza metálica del mecanismo de una impresora industrial. Para ello, lo mejor es conseguir unos de nuestra talla, para poder desempeñar mejor las funciones. Los hay de diversos tamaños.
Tipos de guantes
Según la ocupación y la utilidad que se les vaya a dar se podrían dividir del siguiente modo:
Los guantes contra el frío son ideales para desarrollar tareas a bajas temperaturas, por ejemplo en neveras frigoríficas o, incluso para trabajos exteriores durante la temporada de invierno. En este caso están recubiertos de tejidos aislantes con la idea de que disminuyan la sensación térmica y poder realizar mejor las actividades laborales.
Los guantes de soldador, en el vestuario laboral, quizá sean los más resistentes a contratiempos externos como quemaduras o salpicaduras. Esto es así por el tipo de tejido con el que están construidos.
Los de serraje, utilizados en la construcción o, incluso, en las cadenas de montaje. Prácticos para un uso asiduo y eficaz.
También se encuentran los de poliuretano. Un tipo cuya máxima ventaja es su fácil encaje sobre la superficie de la mano y entre los dedos. Esto permite que haya mejor sujeción de cara a trabajar con materiales como el cristal o plástico.
Para los centros de investigación o laboratorios se encuentran los de nitrilo. Ideales para repeler cualquier tipo de contagio con la piel a la hora de alterar los productos químicos y las sustancias peligrosas. A su vez se dividen en otros dos subgrupos según el uso que les vaya a conceder como vestuario laboral. Los de mayor grosor y perdurabilidad y los desechables.
Asimismo, están también los de látex, pero el principal inconveniente es que pueden generar ciertas reacciones en la piel en trabajadores que sean alérgicos a ese material utilizado. El lado positivo que brinda esta modalidad es que al amoldarse bien al contorno de la mano es posible confeccionar modelos mixtos anteriores, donde pueden incluir el látex, porque permite una gran adhesión sobre las superficies.
Es muy importante analizar qué tareas se ponen en práctica en nuestra empresa con el fin de intentar atajar las posibles adversidades y ver qué modelo de guante sería el idóneo para cada trabajador y su cargo específico desarrollado.
La seguridad es lo primero. Puede ser la salvaguarda de nuestra salud y la importancia de estos complementos, como vestuario laboral de cara al trabajo en ciertas circunstancias puntuales, pueden ser determinantes.
Por ello, será más recomendable adaptarse a tenerlos puestos, y sentir que uno no los lleva, a acordarse de ellos a posteriori.