A la hora de elegir el calzado laboral, hay que partir del tipo de trabajo que se realiza en la empresa. El entorno en un almacén no tiene nada que ver con el de una clínica dental, ni el de una industria petroquímica con el de un comercio. Por lo tanto, es la propia actividad la que determinará el tipo de calzado más adecuado en cada caso.
Una forma sencilla de guiarse a la hora de elegir el calzado laboral adecuado es acudir a la normativa EN ISO 20345:2011. En ella se clasifican en 8 categorías los diferentes calzados según el grado de protección y resistencia a la perforación o la humedad, entre otros aspectos. A pesar de ello, puede se complicado acertar, de modo que el consejo será acudir a la normativa relativa a la prevención de riesgos laborales.
El criterio básico en la elección del calzado laboral es siempre la seguridad, evitar accidentes a veces con consecuencias severas. Y para ello hay que acudir a la normativa en cuestión de seguridad e higiene en el trabajo. En ese aspecto o cabe ninguna discusión, si es de seguridad, el calzado debe tener puntera rígida, suela reforzada y ser antideslizante resistente al agua y otras sustancias como aceites o químicos.
Sin embargo, hay otras cuestiones que también se deben tener en cuenta, como que un calzado laboral inadecuado puede provocar lesiones por su uso continuado o facilitar afecciones como juanetes o fascitis. Por lo tanto, es importante tener en cuenta otros aspectos:
– Comodidad: el calzado laboral se lleva puesto muchas horas al día y en ocasiones se pasa mucho tiempo de pie o se camina durante prolongados periodos. Por ello, es importante elegir uno que sea cómodo, lo más ergonómico posible. Esa comodidad, incluso, puede repercutir en la productividad.
– Un tallaje adecuado: la medida del calzado laboral es otro aspecto esencial. Un calzado demasiado ajustado será incómodo, pero demasiado suelto puede ser peligroso. En este aspecto hay que tener en cuenta también que el antepié sea amplio porque la extremidad tiende a dilatarse y si no hay espacio, los dedos se comprimirán.
– Lo más ligero posible: evidentemente, un calzado laboral de seguridad siempre va a ser más pesado que cualquier otro. Sin embargo, el peso es otro de los factores que influye en la comodidad. Materiales de calidad no rebajan la protección, pero hacen que el calzado sea más ligero.
–Transpirable: si el calzado laboral no permite la evacuación del sudor, es mucho más fácil que aparezcan problemas como hongos. Por ello, se deben buscan siempre productos que permitan la transpiración del pie.
– Protección del talón: el calzado laboral debe tener un diseño que lo proteja, y no solo por el riesgo de golpes, también para evitar roces.
– Tacón adecuado: en muchos empleos, por una cuestión de estética, es imprescindible llevar calzado laboral con algo de tacón. Lo ideal es que no sobrepase los 4 cm para no cargar en exceso el pie, aspecto que puede derivar en lesiones.
Como se indicaba al principio, la elección del calzado se debe hacer basándose en los criterios que marca la normativa de prevención de riesgos laborales. Si las condiciones de trabajo cambian, también deberá hacerlo la indumentaria del empleado.
A corto plazo se evitarán accidentes o daños en caso de que estos se produzcan. A largo plazo, lo que se evitarán serán patologías o enfermedades del pie que pueden derivar en bajas más o menos prolongadas. Por ello, la elección del calzado laboral es una cuestión que nunca se debe pasar por alto y en ANSAR encontrarás el que necesitas para tus trabajadores.